6 de marzo de 2012

HADAS Y SU CASA, NATURALEZA, LABORES Y LLANTO

LABORES, LLANTO Y CASA Y NATURALEZA DE LAS HADAS
Las hadas además de cantar y bailar ayudan a los hombres en el campo, en la recolecta, tejen, algunas son hilanderas, otras matronas, muelen grano, cocinan, hacen mantequilla, algunas son guardianas de los bosques, otras de los ríos, protegen a los animales y plantas, otras acompañan a los ancianitos y solitarios, ayudan en las labores del hogar, aunque eso sí, y no podemos negarlo, otras dedican su tiempo a mirarse en el espejo mientras peinan su larga cabellera. Los hombres del campo las conocen porque en ocasiones notan su presencia mientras trabajan. Dicen que son muy rápidas y constantes en todas sus labores. En el campo unas veces echan una mano en las labores de labranza, como en la recolecta, otras ejercen su control sobre el tiempo protegiendo las cosechas. A las hadas les gustan mucho las frutas y mantener las plantas productivas es bueno para todos y más para los animalitos que se alimentan de ellas. Uno de los oficios comúnmente asociados a las hadas es el de hilanderas, donde son las mejores. En esta ocupación destacan por la habilidad y calidad de sus hilados, esponjosos y apenas manoseados También es muy importante reponer los botones que se pierden y, ocasionalmente, reparar algún descosido o desgarro en los vestidos. Las hadas saben muy bien que no deben despilfarrar las flores de las que se visten. Y, sobre todo, hay que cerciorarse de que cada flor conserva su perfume original. A estas y a muchas otras cosas, igual de importantes, dedican las hadas buena parte de su tiempo. Y nosotros se lo agradecemos. El llanto de las hadas no se pierde en los pañuelos, ni se evapora en el aire Dicen que cuando lloran de alegría, sus lágrimas se convierten en diminutas cuentas de colores brillantes y que las hadas hacen con ellas pequeñas joyas: collares, pendientes y colgantes con los que adornarse y que siempre las llevan puestas para recordar el motivo feliz que las provocó, pero si su llanto es de dolor, es distinto su destino. Dicen que cuando los antiguos espíritus del bosque oyen a las hadas llorar de pena, desde el mismo corazón de la tierra hacen brotar un árbol frondoso, azul y luminoso como el cristal y cada lágrima de hada se transforma en una hoja nueva prendida a sus ramas que crecen y crecen. Todas las hadas han vertido muchas lágrimas por los niños que nunca las conocerán porque cortaron el camino de su vida el hambre, el frío o el terror. Y saben que el Árbol nunca dejará de crecer, que nunca cesará la violencia ni la injusticia pero se consuelan teniendo un lugar tan especial donde guardar su pena, porque un árbol crece hacia las alturas y la luz hacia donde la paz siempre es posible. Las hadas residen, habitualmente, en los bosques frondosos, porque es allí donde se ven rodeadas de todas esas flores silvestres tan llamativas y coloridas que tanto les alegran y les atraen. Pero no es este el único sitio donde las hadas pueden establecer su residencia, puesto que se dice que alrededor nuestra, en nuestros hogares, las hadas pueden estar, también, haciéndonos nuestras vidas más llevaderas, gracias a la energía positiva que nos facilitan, y que nosotros canalizamos y exteriorizamos a los demás. Además, las hadas, en cierta manera, se podría decir, que se encuentran en todos los ambientes y lo controlan todo, hasta los elementos, que van desde los más complejos hasta los más sencillos como son el aire, el fuego, el agua y la tierra. Se podría decir que en todos nuestros hogares hay hadas, aunque nosotros, los mayores no las podamos ver; su presencia es notable, sobretodo por los niños pequeños que tengan fe, y que crean en ellas. Cuenta la tradición que las hadas han estado siempre vinculadas al medio natural. Por esta razón son seres de energía pura o materia sutil, y de ahí surge su capacidad de transformación. Y es que la hadas pueden adoptar cualquier forma corpórea de su entorno, desde una semilla de flor o un animal a un complejo paisaje como un río o una montaña. Cuando toman aspecto humano pueden ser varones o mujeres, aunque prefieren adoptar ésta última forma, como bellísimas jóvenes que pueden alterar su tamaño a voluntad. La tradición suele presentarnos a las hadas con una piel muy clara, casi blanquecina y, a veces, chispeante, lo que les da ese marcado aire sobrenatural. A menudo, llevan varitas mágicas y alas transparentes, que en realidad no necesitan para volar ni para aplicar sus artes mágicas, pero la imagen se acomoda a la creencia que los hombres tienen de ellas. En un principio, su poder les permitía proteger y otorgar favores a los recién nacidos, pero a través de los siglos este poder se ha ido haciendo extensivo a todos los seres humanos en general, entre los que desempeñan la función de guardián o destino, muy parecida a la de los genios tutelares de Oriente o los " daimon " de la cultura griega. Por lo general, las hadas son seres benignos, aunque en ocasiones pueden ser peligrosas para los seres humanos. Las hadas suelen estar asociadas a los cuatro elementos básicos de la naturaleza, que les confieren sus distintas cualidades y, en ocasiones, su sexo, pues las relacionadas con el aire y el agua suelen ser femeninas y las vinculadas a la tierra y el fuego, masculinas, aunque existen muchas excepciones. Las hadas de las aguas viven en ríos, lagos, mares y hielos, he incluso en el agua corriente de las casas de los seres humanos, mientras que las de los aires se encuentran en todas partes, puesto que el viento las lleva de un lugar a otro. Las hadas de la tierra habitan en las montañas, los bosques, la arena de las playas, en los campos sembrados y en los jardines, pueden vivir, incluso, en el polvo doméstico y en las macetas de las plantas. Finalmente, las hadas del fuego se mueven en cementerios, desiertos, iglesias en ruinas, volcanes y, por supuesto, en todos los lugares donde haya un fuego ardiendo.

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